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LA VICTORIA DE LA MUJER ALADA



Niké, la Victoria Alada, fue encontrada sin la cabeza y los brazos en 1863 en la isla de Samotracia, Grecia; por el arqueólogo aficionado, el Vicecónsul Francés Charles François Champoiseau. Un año después sus fragmentos fueron trasladados a París para ser restaurados, convirtiéndose así en uno de los atractivos culturales más admirados del museo de Louvre. Desafiando la gravedad, las alas simbolizan la comunión con el aire. Se dice que La Niké dominaba la fuerza del viento sobre la proa del barco.


Un siglo anterior, del 1863, la escritora dramaturga y filósofa francesa, Olympe de Gouges, rebatió lo que los barones llamaron la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, pero no así el de las mujeres, ya que sólo manifestaban privilegios para los hombres. Lo que orilló a Olympe a replicar la Declaración y luchó por los derechos de las mujeres al pugnar por la igualdad jurídica y legal para las mujeres y las ciudadanas. Estas acciones y rebeldías en favor de los derechos de las mujeres, lamentablemente la llevaron a la guillotina.

Esa libertad tan añorada por el ser humano y tan utilizada como símbolo en las naciones, como en el caso de la Victoria Alada de la Ciudad de México, el Ángel de la Independencia marca la libertad del pueblo azteca frente a los españoles y al igual que Niké, también llegó a perder la cabeza. Situación que ocurrió en el sismo del 28 de julio de 1957. Su restauración duró poco más de un año y en septiembre de 1958 airosa, extendiendo sus alas volvió a recordarle a los mexicanos el porqué de su existencia.


Pero, si tanto Niké que representa la Victoria en Samotracia Grecia, como el Ángel de la Independencia en México tienen formas de cuerpos femeninos y alas extendidas, y ambas palabras tienen un gran significado en la Guerra ¿Por qué las mujeres no podemos ganar la guerra contra la violencia? ¿Por qué aun teniendo alas las mujeres seguimos siendo violentadas, en cualquiera de sus formas?


La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha considerado a la violencia de género como “una pandemia a la sombra de otra”, potenciada por el encierro que ha demandado la pandemia del COVID-19. Ambas son un problema de salud que ha traído desesperación, impotencia y muerte. Después de año y medio, para el coronavirus ya hay vacuna, pero para la violencia en contra de las mujeres después de tantos siglos, la humanidad no ha logrado encontrar la cura para esta pandemia hereditaria. Las palabras del activista estadounidense, Jackson Katz cobran más sentido, cuando dijo que la violencia de género se califica como un asunto de mujeres, y ese es justo el problema, pues da la excusa perfecta a los hombres para no prestarle atención a este problema. Lamentablemente algunos hombres dicen que es un tema de moda, otros que las mujeres sólo deben criar a los hijos, cuidar la casa y estar dispuestas sexualmente para cuando ellos quieren satisfacerse, otros, dicen, de manera sarcástica que un rostro bello no es amigo del cerebro, y los menos son los que están en contra de la desigualdad de condiciones y asumen su deuda hacia quienes poblamos el 49.5% del mundo (ONU,2017 Revision of World Population Prospects).

Trabajemos por los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para mejorar las condiciones de vida y convivencia entre los seres vivos, que marcó la ONU en la Agenda 2030. Colaboremos para que el 5º. Objetivo-Igualdad de Género y el 4º. Objetivo-Educación, se hermanen para llegar a la cura de la pandemia de la violencia contra las mujeres. Mary Wollstonecraf publicó en 1792 “la Vindicación de los derechos de las mujeres”, en la cual resaltó que la diferencia entre los hombres y las mujeres no es algo natural sino algo cultural que se produce a través de la educación. Desde entonces pugnó por una educación igualitaria que lleve al respeto entre hombres y mujeres. La ONU en 1999, decretó el 25 de noviembre como día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Por tanto, este 25 de noviembre sumemos esfuerzos desde los diferentes contextos y escenarios en los que participamos, para concientizarnos de que somos las mismas mujeres las que sin perder la cabeza, con sed de independencia y alas de libertad podemos erradicar la pandemia de la violencia contra las mujeres.




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